La UE ha alcanzado recientemente un acuerdo a través del cual se prohibirá la entrada y comercio de productos fabricados mediante trabajo forzado.
Para ello, la Comisión Europea creará una base de datos con información sobre los riesgos de esta práctica, poniendo especial foco en China, y además será la encargada de llevar a cabo las investigaciones fuera del territorio de la UE cuando existan sospechas de que un producto se ha fabricado con trabajo forzado, pudiendo ser retirado o confiscado.
La Comisión también puede identificar productos o grupos de productos para los que los importadores y exportadores tendrán que presentar detalles adicionales a las aduanas de la UE, como información sobre el fabricante y los proveedores de estos productos.