En los últimos tiempos ha empezado a adquirirse mucha más consciencia de
las consecuencias devastadoras del actual modelo de desarrollo
económico, causante de desmanes tales como el efecto invernadero, el
calentamiento global, las deforestaciones masivas, el aumento de los
cultivos transgénicos, o la acumulación de tóxicos en la atmósfera. Y es
que el planeta adolece agobiado bajo el peso de las edificaciones
insostenibles, entre las brumas de un aire cada vez más espeso y de peor
calidad.