El acuerdo que sustituirá al Protocolo de Kioto antes de 2012
supondrá la necesidad de abordar importantes cambios en el modo de
producir y usar la energía, por lo que será fundamental analizar qué
nuevos desarrollos tecnológicos definirán la capacidad de las empresas
para hacer negocios en el futuro y cómo estarán las compañías españolas
posicionadas para ello.