El papel de las expectativas en la marcha de la economía está sobradamente estudiado y demostrado, tanto a nivel individual como colectivo, y es una de las variables de carácter intangible que más determina la confianza o la desconfianza en el futuro, y en paralelo, el comportamiento de todos los agentes económicos: consumidores, inversores y gestores empresariales. La llegada de la pandemia del Covid y el parón de la actividad económica derrumbaron la confianza de los consumidores en España en los meses de la primavera, pero de forma mucho más preocupante han vuelto a hacerlo ahora, sin que hubiese mediado recuperación alguna en los meses pasados. Tanto el índice que mide la situación actual como el que lo hace con las expectativas han descendido de nuevo en septiembre hasta los datos más pesimistas de la recesión de 2009 y de su recaída en 2012.