Hace ya cerca de dos años que estalló la crisis de la gastroenteritis y durante este tiempo, miles de turistas británicos han reclamado y obtenido indemnizaciones por intoxicaciones alimentarias presuntamente sufridas durante estancias vacacionales a lo largo de todo el mundo. Dado el peso que tiene el turismo británico para la economía del sector a nivel europeo, gobiernos y agrupaciones sectoriales tomaron inmediatamente diversas medidas a nivel político e institucional con el fin de poner freno a una crisis que amenazaba con pérdidas económicas y reputacionales de gran magnitud.