La crisis económica ha traído consigo un notable aumento del consumo de lo que se conoce como marca de distribuidor o marca blanca (marca retail, según los ingleses), productos en la mayoría de los casos fabricados de acuerdo a normas/sistemas de seguridad alimentaria internacionalmente reconocidas. Las entidades certificadoras hemos podido constatar durante los últimos meses un crecimiento en nuestro trabajo dentro de este capítulo, cuyas principales referencias son las certificaciones BRC e IFS, principalmente, y en un futuro con el desarrollo de la norma FSSC 22000 que refuerza los requisitos establecidos por ISO 22000.