El código de barras genético pone al descubierto que muchos alimentos no contienen los componentes indicados en sus etiquetas

Fecha: 
29/12/2009
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Dos estudiantes de Nueva York y un proyecto científico para analizar el ADN de muestras recogidas en sus viviendas, han puesto de manifiesto el nivel de fraude, que existe en la industria alimentaria en Estados Unidos, al descubrir que muchos productos no contienen los componentes indicados en sus etiquetas. La idea era utilizar una nueva técnica que permite analizar de forma rápida y barata el ADN de plantas y animales, denominada "código de barras genético" e iniciada en la Universidad de Guelph (Canadá), para explorar su uso en actividades cotidianas. El descubrimiento más relevante fue que de 66 productos alimentarios comprados en establecimientos locales, 11 no contenían lo que señalaban sus etiquetas. El caso más llamativo fue el de un queso, que supuestamente estaba producido con leche de oveja, y que en realidad contenía leche de vaca, lo que constituye no sólo un fraude alimentario, sino también, un grave riesgo para la salud de aquellas personas que padecen alergias, y el de un supuesto caviar de esturión, que en realidad procedía de un pez más que mundano del río Misisipi, un manjar llamado "tiburón seco" hecho con perca africana. La aplicación de este "código de barras genético" advierte a las autoridades alimentarias y sanitarias de todo el mundo lo simple y fácil que es, hoy en día, comprobar y certificar el origen de los productos en el mercado, combatir el fraude y proteger tanto la salud de los consumidores como a especies en peligro.

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