La fabricación del coche eléctrico es toda una carrera industrial con presupuestos millonarios y corredores de primer nivel. Si en el sector del automóvil fabricantes como Toyota o Mitsubishi, ya tienen sus modelos a punto, y otros como Renault prometen producirlos en España en dos años, en el de la energía, las grandes compañías toman posiciones. Una de ellas, Endesa, no ha dejado pasar de largo la oportunidad y desembolsará 20 millones de euros hasta 2012, para asegurarse la iniciativa en este campo. Con 11 millones de clientes que contratan a la compañía para sus necesidades domésticas, Endesa trabaja sobre la base de que, a lo largo de los próximos años, cada vez un mayor número de estos hogares extenderá su contrato de suministro, ampliándolo de la casa al automóvil. Según distintas estimaciones, la penetración del coche eléctrico será progresiva, pero firme a lo largo de la próxima década, llegando en 2020 a suponer un 10% del parque automovilístico español. El suministro de energía para este volumen de automóviles -unos 2,6 millones de unidades- estaría garantizado. Si los fabricantes de automóviles ponen el coche, el papel de las eléctricas estaría, lógicamente, en poner los enchufes. Según datos ofrecidos por las propias compañías a la patronal del sector, Unesa, sólo la puesta en marcha de los cientos de miles de puntos de recarga necesarios, exigirían a las compañías eléctricas una inversión de 444 millones de euros.