Un empleado con una buena calidad de vida en su día a día en el
trabajo, es decir, que se sienta tenido en cuenta y que sepa que sus
necesidades son importantes y escuchadas por sus superiores, tendrá una
mejor salud, lo que lo llevará a tener menos ausencias, a estar más
comprometido y motivado con la organización y, a su vez, a ser más
productivo. El estudio, titulado “En la relación entre Salud Sostenible y Gerencia
de Calidad – Liderazgo y Comportamientos Organizacionales de
Organizaciones Suecas”, concluyó que la satisfacción de los empleados
está directamente relacionada con una salud sostenible, la cual se
identifica en una empresa cuando hay una percepción de bienestar a largo plazo. Los buenos líderes tienen la capacidad de influir de manera positiva en
la sostenibilidad de la buena salud de sus empleados, a través de
prácticas saludables y de la calidad, en su papel de directivos. Se podría hablar de un ciclo en el que se mueven la salud de los
empleados, la calidad de la administración y la situación interna y
externa de la empresa. Unos buenos líderes, conscientes de las
necesidades de quienes trabajan con ellos y dispuestos a establecer
buenas relaciones laborales, contribuyen a una mayor
calidad y bienestar de los empleados, lo que, a su vez, fortalece su
salud a largo plazo y les permite sentirse más satisfechos,
motivados y comprometidos con la compañía.