Molinos de viento en forma de árboles sintéticos, alineados en las carreteras, con algas floreciendo en tubos colocados en sus paredes y copas, relfejando el calor de vuelta al cielo y reduciendo el calentamiento global podría ser una vista familiar en las próximas dos décadas si las propuestas del Instituto de Ingenieros Mecánicos son aceptadas. Se pretende alterar el clima mundial con las nuevas tecnologías.